ASÍ EMPIEZAN LAS MOVIDAS

Las conversaciones entre aquellos dos borrachines eran de lo más amenas, algún que otro chiste machista, anécdotas regadas con arrobas de pitarra, @ de pitarra en lenguaje 2.o, que si yo fui a ver a Fraga, con una tajá del quince, que si yo di tres vueltas de campana sobre campana con un 127, que si la abuela fuma y tal.
La cosa empezó a fermentar cuando uno de ellos afirmó, sin dudarlo y con elocuencia, que Mohamed V, se había alojado en un conocidisimo y céntrico hotel de la ciudad. El otro, a lo mariapatiño, se empecinó y empinó (el codo) en rebatir la historia del primer narizencarnada. que si tú no sabes quién es Mohamed V, que eso es imposible, que solo viaja de noche, que si se hospeda en jaimas acorazadas, que tendrían que haber puesto la bandera marroquí en el hotel, que si patatín y patatán.
No le perdonó el primero el debate, que a esa alturas hubiera sido un monologo exitoso, y lanzó con furia una batería de pruebas, que si mi primo, que estaba trabajando esa noche, le subió un café a la habitación, que si los coches oficiales los guardaron en el cuartel de la guardia civil, que si al paso de la comitiva los móviles se apagaban y bla , bla, bla.
Lo que hizo que me metiera al medio e invitase a los acólitos de Baco a tranquilizarse, fue eso que necesita una discusión para convertirse en una pelea, que si lo digo yo y punto, que si eres un embustero, que si animales de forrage, que si la abuela ha vuelto a fumar, que si si que si no.