UN RAYO DE SOL UOOOH!!!

Al ralentí por uno de esos barrios me fijé en dos jaulas azules con un canario en cada una, colgadas en sendos árboles, bueno lo hizo mi cliente un joven de unos 29, atractivo dolicocéfalo de por lo menos 1,90 probablemente comercial, que dejó su coche para continuar en taxi por deficiencias en el tomtom, gafas de snow, educado, limpio y aseado, de conversación amena al que le gustó atravesar la city por esta arteria con todo el colesterol de la marginalidad pegado a sus paredes-seguro que alguien que se toma esa molestia mataría por sus pájaros, fijo que no se los toca nadie-me dijo, al tiempo que fantaseabamos con lo que debe molar apatrullar a lo canción triste de Hill Street, o a lo Tango y Cash o en su defecto a lo estarki y jach, porque en Extremadura Hutch sería jach.
Entonces pensé en que realmente la influencia del clima en la gente es definitiva, no ya esa que hace que los suecos sean rubios y los saharahuis morenos, sino la que nos hace estar tristes después de días de frío y grises, y alegres cuando el sol devuelve el technicolor al mundo.
No está todo perdido si alguien que vive en un agujero cuelga a sus pájaros al sol, si en uno de esos barrios en el que las cartas vienen de centros penitenciarios alguien decidió que a través de los barrotes que custodian al preso, siempre debe entrar un rayo de luz.