Estaba en la calle Concepción Jerónima de Madrid. El tiempo del que mi cliente disponía para regresar a Extremadura, sin plus de estancia, estaba a punto de agotarse; decidí darle unas caladas de cortesía, mientras estiraba mi ergonómica espalda. Descubrí una agenda olvidada en una cabina; al acercarme, observé que un inmigrante marfileño, debía estar en apuros, pues los teléfonos que a buen recaudo guardaba, su contacto con el sistema, estaban
ahora a merced del primero que pasara.
Por unos minutos me dediqué a divagar sobre cual sería mi mal, si me encontrase en Costa de Marfil, solo, sin contactos, probablemente sin dinero, y descubrí que las patologías serían de lo más variado. Después de tomar la foto y ojear impunemente la agenda, decidí cerrarla y colocarla en un sitio invisible para el próximo interlocutor, y visible para el olvidadizo africano; tras una breve inspección visual de la situación opté por dejarla encima del teléfono.
Un periódico y tres canciones después mi cliente llegó; fue él, quien me advirtió de la presencia de un negro que buscaba en una cabina, pité y le indique,ya en marcha,la ubicación de sus contactos.
Aún le veo desde el puente de Segovia, con el pulgar alzado.
domingo, 12 de agosto de 2007
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raul rodriguez el parabrisas pretende ser una ventana al mundo de un viajero fugaz,de alguien que esta en muchos sitios durante muy poco tiempo,alguien que se nutre tan solo de pequeños retales de conversacion,de pequeñisimos fragmentos de la vida de la gente,que en conjunto pueden mostrar una particular idea del mundo
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es la primera vez que te leo...
ResponderEliminarbien echo, yo una vez perdi mi agenda y se dedicaron a llamar a todos los telefonos que habia en ella apuntados para "joder" a todos mis contactos... me cague en el que la encontro, pues podía habermela devuelto....hay gente de todo tipo
bienvenida persefone, me halaga tu primera visita, sé que eres una chica pues vengo de tu breve pero desgarrador blog.
ResponderEliminarNo me gustaríaengancharme a latristeza otra vez pero volveré por allí con tu permiso.
Bien hecho, es una veradera putada perder la agenda o el móvil más en un país extranjero.
ResponderEliminarHace poco perdí mi teléfono, con agenda, contactos y todo tipo de información y no veas el follón y el cabreo que me entró.
cotilla... jejeje.
ResponderEliminarYo hubiera hecho igual, hubiera curioseado, despues imaginado un montón d historias absurdas sobre la gente que aparecía en la agenda y al final, la hubiera dejado en su sitio.
esta semana voy a tu tierra que, aunque solamente de nacimiento, tambien es la mía.
matritensis: no es una cabina muy frecuentada, hubo suerte, seguro conoces el lugar perfectamente.
ResponderEliminarSimply: James Stewart en la ventana indiscreta sería un personaje perfecto para mí.
Una buena oportunidad para subirte a mi taxi, espero que lo disfrutes
Bueba persona la que se encontró la agenda, yo hubiese hecho igual,pero claro todos no somos de la misma manera, pero tu tienes rama de ser un gran hombre y aun más un buen taxista.
ResponderEliminarSaludos
sonrojado por el halago, que lo es más aun viniendo de ti abuelo Andrés.
ResponderEliminarun abrazo