LEARNING

Hoy mi cabeza se me ha ido un poco de ralentí. Aburrido en la parada, he encontrado en el maletero de un compañero y sin embargo amigo, una L. Todos sabéis que este distintivo para novatos es debido a la palabra inglesa Learning ( aprendiendo ), y que cuando salimos de la autoescuela acaba tirada como una colilla en la bandeja trasera. Como el sistema para colocarla sigue siendo después de los años unas cutre-ventosas, que a la menor falta de saliva caen como fruta madura, todo el mundo prepara la respuesta para la autoridad competente- se me acaba de caer, la llevaba ahora mismo-diremos sin vacilar; la razón es que a nadie le gusta conducir sin que los demás piensen que somos Fernando Alonso, y aludiendo a una leyenda que somete al portador de la L a todo tipo de improperios lingüísticos y de cláxones, decidimos que ocultarla es como ocultar nuestra falta de kilómetros.


He decidido trabajar hoy con la L, arriesgándome a algún tipo de sanción, que imagino existirá tanto por defecto como por exceso. Once años de betepé y un millón de kilómetros después, ahí voy con mi taxi y con mi L.


He sacado una conclusión: Ni a Dios le importa que haya una L a un taxi pegada.